Qué es una eSIM y en qué se diferencia de una SIM estándar

Si estás pensando en comprarte el nuevo Pixel 4, o le has echado el ojo al iPhone 11 es posible que hayas visto que entre sus características también incluye la integración de una eSIM. ¿Qué es una eSIM exactamente y cómo funciona? Y lo más importante, ¿merece la pena realmente?

¿Qué es una eSIM?

Una eSIM o «SIM virtual» no es más que una tarjeta SIM integrada en el interior de un dispositivo electrónico. Fueron creadas con la intención de sustituir a las actuales tarjetas SIM, y la gran diferencia es que las eSIM tienen un tamaño mucho más pequeño.

Al estar integradas dentro de la placa base del móvil, nos encontramos con que con este tipo de tarjetas no se pueden insertar ni retirar del dispositivo. Sin embargo, eso no significa que no podamos cambiar de número de teléfono o de operadora, ya que las eSIM se pueden sobrescribir sin mayores complicaciones.

De hecho, este tipo de cambios deberían ser mucho más ágiles con las eSIM, ya que en teoría no es necesario que nos pasemos por la tienda para recoger la tarjeta o esperar a que la compañía nos la envíe por correo. Con una simple llamada telefónica o gestión por Internet podríamos tener nuestro nuevo número 100% operativo y listo para dar guerra.

Actualmente en España hay 5 operadoras que ofrecen el servicio de eSIM en alguna de sus tarifas: Movistar, O2, Orange, Pepephone y Vodafone.

Diferencias entre una eSIM y una tarjeta SIM estándar

A nivel técnico, las eSIM utilizan la misma tecnología y funcionan bajo las mismas redes GMS que una tarjeta SIM al uso. En lo que sí se diferencian es en el tamaño: si una nano SIM tiene un tamaño de unos 108 mm², las eSIM se quedan en los 30 mm², ocupando una superficie 4 veces menor.

La otra gran divergencia, como comentábamos un poco más arriba, es que las eSIM al estar integradas en la circuitería del dispositivo, no se pueden retirar ni manipular por parte del usuario (en caso de avería puede ser todo un golpe en el estómago).

Ventajas de usar una tarjeta eSIM

A nivel de diseño, al ocupar tan poco espacio, si el fabricante decide integrar una eSIM tiene la ventaja de disponer de más espacio para añadir nuevos componentes o incluir una batería más grande.

Esto también permite reorganizar la disposición interna de los componentes de la forma más conveniente, ya que no es necesario que la SIM esté en uno de los laterales para poder acceder a ella. Por consiguiente, también resulta mucho más sencillo lograr otras funcionalidades extra, como por ejemplo, que el dispositivo sea resistente al agua.

La mayor ventaja para el usuario, sin embargo, es que ya no necesita preocuparse de perder la tarjeta o de encontrar un clip con el que poder abrir la bandeja de la SIM.

Además, las eSIM facilitan muchísimo el uso de dual SIM en telefonía –lo que viene siendo tener 2 números de teléfono-, ya que al menos por ahora, todos los móviles con eSIM vienen acompañados también de una ranura para nanoSIM.

Por último, si nuestra operadora lo permitiera, también podríamos usar un mismo número de teléfono para conectarnos a Internet desde distintos dispositivos con tarjeta eSIM integrada.

Desventajas

Pero no todo son flores. Si tenemos una eSIM también vamos a tener algún que otro problema, sobre todo a nivel operativo. Si en un momento dado dejamos de tener linea o datos, no podemos sacar la eSIM y conectarla a otro móvil para comprobar si el problema está en la tarjeta o en el dispositivo en sí.

A todo esto hay que sumarle, además, que como todas las nuevas tecnologías, estas tardan un tiempo en implantarse, y al menos en lo que vamos de 2019, la disponibilidad de las eSIM es bastante limitada. Tenemos los últimos iPhone (iPhone 11, iPhone XS y XR) los Pixel 2, 3 y 4, así como algunos smartwatch (Apple Watch, Samsung Watch, y Huawei Watch 2), pero poco más.

Conclusiones

Todo apunta a que las eSIM serán el futuro de la telefonía móvil y los dispositivos inteligentes, y es probable que jueguen un papel muy importante en lo que se conoce como el Internet de las cosas. Puede incluso que nuestro próximo smartphone (o el siguiente) tenga una eSIM, pero en estos momentos es una tecnología que todavía está despegando. Sin duda resulta un complemento interesante a la hora de comprar un móvil nuevo, pero en ningún caso debería considerarse un factor determinante (a menos que seamos unos asiduos de las dual SIM por motivos laborales y estemos cansados de perder tarjetas cada dos por tres).

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