Crítica de Ready Player One: Review sin spoilers - El Androide Feliz

Vale. Por fin la he visto. He aprovechado este pequeño parón de Semana Santa para, entre otras cosas, ir al cine y ver una de las películas mejor valoradas del momento, Ready Player One. ¿Es tan buena como dicen?

Ready Player One es la nueva película de ciencia-ficción del director Steven Spielberg, donde Wade Watts, un adolescente que, al igual que el resto de la población mundial, pasa la mayor parte de su tiempo enfrascado en Oasis. Un mundo virtual en el que todo es posible: el lugar ideal para escapar de una realidad triste y anodina que se acerca al colapso de manera irremediable.

Todo cambia el día que el creador de Oasis muere, dejando el destino de su multimillonaria creación en manos de aquel que consiga las 3 llaves capaces de desbloquear el huevo de pascua definitivo. ¿Será Wade capaz de llevar a cabo semejante hazaña?

Me gustaría comenzar aclarando que he salido medianamente satisfecho de la sala. Esperaba bastante poco de RPO y lo cierto es que me ha sorprendido gratamente. Hay algunos momentos en los que el ritmo del metraje decae, pero por lo general siempre estas expectante de qué será lo que vendrá después.

Esto viene principalmente motivado por el increíble uso de la nostalgia que se hace a lo largo de toda la película. Cada fotograma, cada escena, están plagados de referencias a comics, videojuegos, anime y películas de los 70, 80 y 90.

Simplemente con la primera escena de la carrera de coches ya tienes para elaborar una lista de no menos de 20 páginas: el Delorean de Parzival –Wade Watts-, la moto de Kaneda en Akira que maneja Art3mis, el batmovil de la serie de Adam West, King Kong, el T-Rex de Jurassic Park, etc. Imposible quedarse con todo sin parar frame por frame la secuencia completa.

En realidad son señores de 47 tacos enchufados a una sonda de Doritos 24/7

Pero dejando esto de lado, lo primero que me ha venido a la cabeza durante los primeros minutos del filme ha sido su increíble parecido con Sword Art Online, un título muy similar que vio la luz solo un año antes que el libro de Ready Player One (la novela de SAO salió en 2009), y con el que comparte líneas argumentales muy similares. Hoy en día ya es todo un subgénero del manga y anime, los “mundos virtuales” y los videojuegos de inmersión total. También me parece que Ready Player One le debe mucho al “Avatar” de James Cameron, pero lo de Sword Art Online es bastante más descarado. Eso sí, también creo que la película de Spielberg aborda la trama mucho mejor y la historia resulta más atractiva que en la mayor parte de SAO.

Otro de los aspectos que deberíamos comentar es el del villano. En este caso tenemos a IOI, una especie de mega corporación cuyo único objetivo es hacerse con el control de Oasis, y para ello no dudará en matar y pasar por encima de quien haga falta. Resulta divertido encontrarse con un malo tan caricaturesco como Sorrento, el CEO de IOI: todo un patán de tomo y lomo, con un avatar que recuerda sospechosamente a cierto periodista del Daily Planet. Os lo dice el tito Spielberg, amigos: el corporativismo está mal y está feo. Huid de las grandes corporaciones.

Sorrento es clavadito a Clark Kent, pero con la mirada fría del Superman de Injustice

Uno de los puntos flacos que sin ser demasiado descarados sí que restan algo de interés al conjunto es la falta de química entre los 2 protagonistas de la historia, Parzival y Art3mis. El chico apenas necesita un par de cruces con ella para decidir que está completamente enamorado, pero por lo poco que vemos en pantalla cuesta hacerlo creíble hasta tal punto en el que empaticemos con ambos protagonistas. Podían haber dejado algo más de tiempo para evolucionar esa relación, pero la película ya dura casi 2 horas y media, así que la cosa habría acabado alargándose demasiado… En cualquier caso, no hay momentos que se salgan del tiesto innecesariamente o momentos lacrimógenos sin sentido, que ya es bastante.

Acércate que te doy un abrazo…

Para terminar, me gustaría saber qué es lo que pasa por la cabeza de Hollywood en este tipo de películas-blockbuster, que todas ellas parecen estar obligadas a introducir una pelea masiva tipo “El señor de los anillos”. Parece que si no hay 3,000 monigotes hechos por CGI peleándose sin cuartel en un cara a cara definitivo parece que no hay espectáculo. Vale, se generan algunas situaciones increíblemente espectaculares y algo surrealistas, pero ¿realmente son necesarias?

En definitiva, estamos ante una gran película que sin duda olvidaremos a los pocos días, pero por lo menos podemos decir que está hecha con oficio y cariño. Por cierto, por un señor que tiene ya sus 71 años, con un resultado probablemente muy superior a lo que hubiéramos podido esperarnos del director indie o millenial de turno.

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